Juan XXIII

Hoy tenemos conciencia que por siglos hemos sido ciegos y la ceguera ha cerrado nuestros ojos, y no hemos podido contemplar la belleza de Tu pueblo elegido, y reconocer en su rostro los rasgos de nuestros hermanos privilegiados. Nos damos cuenta que el signo de Caín está grabado en nuestras frentes. A lo largo de los siglos nuestro hermano Abel se abatía en la sangre y las lágrimas que vertimos sobre él porque habíamos olvidado tu Amor. Perdónanos por haber unido falsamente una maldición al nombre de judíos. Perdónanos por haberte crucificado de nuevo en su carne. Porque no sabíamos lo que hacíamos…

Oración atribuida a Juan XXIII