Madre Christine

“La Rama Contemplativa de la que Nuestro Padre hace mención en las Constituciones y que fue fundada por Madre M. Gonzales. Empezó de manera providencial, Dios solo la condujo. Es verdaderamente por un efecto Especial del amor de Nuestro Señor por su pueblo que Nosotras existimos”.

Classe avec Mere ChristineMarie Marguerite Labitte nació en Paris, el 5 de febrero de 1865, en una familia profundamente cristina. Muy pequeñita sintió un atractivo por Dios: “Jesús me tomó toda entera desde mi infancia. Nunca le daré suficientemente gracias”.

Cuando tenía 13 años, su madre cayó enferma, fue entonces llevada a Sion con su hermana, como semi-interna. Hacia los 16 años abre su corazón a su madre sobre su deseo de vida religiosa. Al año siguiente murió su padre en la flor de la edad, dejando seis huérfanos, el más pequeño de 4 años, después su madre cayó gravemente enferma.

“Yo vivía entonces en la espera. Fue larga”

El 1º de septiembre de 1888 entra al Noviciado de Sion. Hizo profesión el 8 de septiembre de 1890.
“Solo la enseñanza parecía entonces llenar mi vida religiosa; había entradopor las niñas, las amaba; me atraía pobre todo los niños pobres”

En 1894 fue nombrada Superiora de la casa de Royan, hasta el cierre en 1903.
Madre Christine es envida a San José, Costa Rica, siempre como Superiora. Es allí, después de los grandes temblores de 1910, el 15 de octubre, durante el retiro, que recibe la gracia de una conversión especial:

“Es mi gran conversión… no miraba más que a mi alma, sin prever nada de lo que seguiría…”

El acontecimiento determinante para la fundación de La Solitude se producía el 24 de octubre:

Eleves du collège de  St. Jose au Costa Rica“Unos días después, yo estaba en muestra casa de campo, en Tres Ríos, teníamos el Santísimo mientras estábamos allí, en una capillita; era ciertamente una deliciosa soledad. Ahí meditaba, el 24 de octubre, sobrela Agonía de Nuestro Señor, cuando me aconteció lo que le escribí a Nuestra Madre General; yo puedo decir aquí solamente que fui llevado a pensar en los dolores causa dosal Corazon agonizante de Jesús, en consideracióna lo que le sería reservado en la Eucaristía…Mi vida desde entonces no podía continuar siendo la misma… por un lado yo me sentía en una felicidad intensa, pero porotro, sentía también que me era necesaria la vida contemplativa… entonces ¿Qué hacer?¿dejar Sion?… ¡quedé destrozada de solo pensarlo, pero estaba tan lejos de la vida activa!”

Una larga búsqueda de la luz comenzó para Madre Christine. Al final de dos años, día por día, después de haber leído durante su retiro la nueva edición de la Regla, escribe a la Superiora General, Madre Gonzales, el 25 de octubre de 1912:

“He visto con gran alegría que las modificaciones aportadas (a la Relga) han dejado intacto el textoen que Nuestro Padre había previsto una casa contemplativa en Sion, en caso de que la Providencia aportara a la Congregación el personal y los recursos necesarios. Me parece muy extraño ser llevada por Dios a hablarle de esto, pero cuando más tardo, más me lo dice él con fuerza (al menos es lo que creo sentir en mi). Además, no selo que él pueda pedirle a usted “pensar” sobre el asunto cuando tenga la ocasión de hacerlo… Discúlpeme, usted sabe bien que no me gusta en absoluto mezclarme en lo que no me incumbe. Digo que no me incumbe, aunque estoy lista a hacer parte de esa casa si usted me envía, como estoy lista para vivir aquí hasta mi muerte…”

Madre Gonzales recibió al mismo tiempo que la carta de Madre Christine, un donativo del Brasil para la casa contemplativa. Más adelante fue en la entrada de Sor Désirée con vocación contemplativa y después de Sor Marie. Varias hermanas habían deseado ya la vida contemplativa en Sion, pero murieron sin ver su realización. Madre Christine continúa su vida en San José recibiendo constantemente de Dios luces para la futura casa contemplativa.

“Fue hacia 1918 que tuve luces concretas, sobre todo un 20 de enero, durante la adoración nocturna. En primer lugar comenzar humildemente, algo muy pequeño, muy pobre, en un rincón cualquiera de una casa de Sion; más adelante tener una capilla con el Santísimo expuesto, hasta que se pueda tener durante el día y la noche, para que “el Sol no se ponga más en Sion”.

En 1919 va a Francia para el Capítulo General y es nombrada Superiora de la casa de Grandbourg. Allí debe esperar aún 7 años hasta que comience la Sion Contemplativa, el 31 de octubre, en la primera fiesta de Cristo Rey celebrada en la Iglesia.

La vida de las tres hermanas se organiza alrededor de la Presencia de Cristo en la Eucaristía. Madre Christine pone por escrito los fundamentos de esta nueva vida.

“El diario de los primeros días fue escrito, durante el mes de noviembre, cada día surgían nuevos interrogantes queresolver y en donde teníamos que hace todo de nuevo”. Todos los interrogantes eran sometidos a la Superiora General. La obediencia a la Superiora General era para ella uno de los puntos más importantes: “Mi convicción está muy clara, escribía en 1927, estoy resuelta a la obediencia sobre todos los puntos”. ¡Hubiera querido una vida más austera, que no le fue concedida mientras ella lo deseaba!

“Ella tenía una convicción que la Ramano podría vivir más que una a la Congregación y a la Superiora General”. (Recuerdos de las Hermanas de La Solitude)
En diciembre, del mismo año, Madre Christine cae gravemente enferma, lo que hace temer el futuro de la comunidad. Recobra la salud lentamente y, el 1º de abril de 1927, partieron para Lyon a una casa en la colina de Fourviere, al lado de las hermanas activas.

Notre  Dame Du MiracleDurante 3 años la comunidad iba creciendo cuando, bruscamente, la alcanzó una nueva prueba: el hundimiento de la colina por debajo de la casa que motivó la dispersión de las hermanas. De nuevo salta la pregunta: ¿será el fin de la comunidad? Después de varios meses de espera:

“Los hundimientos de Fourviere nos condujode nuevo a la Solitude, en donde volvimosa empezar en la estricta pobreza; tenía mosque ir a Grandbourg para la misa, éramos muy poquitas, pero teníamos confianza en Dios yestábamos felices”.

Era asistida y ayudada por Madre Marie que, el 8 de septiembre de 1936, recibe el cargo de Superiora local. Madre Christine y su asistente y también continúa haciendo las instrucciones a las novicias. Las hermanas que han conocido a Madre Christine conservan de ella el recuerdo de una vida vivida con intensidad.

Mere Christine a la ChapelleElla decía que si algunas había dicho que la vida de comunidad era una penitencia, esto nunca había sido así para ella; al contrario, afirmaba con fuerza.

“Apasionadamente orientada, estaba muy presente con la realidad de cada día, pero tan sencillamente, tan conforme, en una pobreza total de sí misma. Toda su vida estaba impregnada de esa intensidad que se manifestaba también en sus palabras: ‘Dios solo’ – ‘Don de sí incondicional’. Su ocupación, su preocupación: Amor, Caridad. Decía con frecuencia: “Hijitos míos amaos los unos a los otros”. Insistía mucho sobre la caridad y la obediencia. Un gesto la caracterizaba muy bien:

“Era 1958. Llegué a La Solitude el domingo, al día siguiente vi a Madre Christine, sentada en su sillón, al pie de la Virgen dela explanada. Tenía el rostro alegre, tomó en la mano el ruedo (doble) de su delantal entre su pulgar y el índice para decirme: ‘Ve, hija mía, esto es doble’ y, con un gesto enérgico levantando el índice, dijo: ¡Hay que ser sencilla!”.

Los días de Madre Christine estaban jalonados por la misa y por sus tiempos de presencia amorosa ante el Santísimo Sacramento que era el ‘centro’ de la vida de la casa.

“Madre Christine se debilitaba cada vez más, continuaba orando en la capilla donde permanecía las mañanas enteras, escribiendo en su libreta para no dormirse. Su felicidad era permanecer ante el Santísimo Sacramento. Era el gran Amor de su vida. Para ella, Jesús era Alguien vivo, presente”.

En los últimos meses ya no podía caminar a causa de la debilidad de sus 93 años, llegando a ser totalmente dependiente. Todos los días era llevada en su sillón a la capilla.

El 19 de agosto hacia las 4:00 a.m., después de una larga espera y de un ardiente y constante deseo de ver a Dios, su respiración se detuvo súbitamente. Era la fiesta de San Juan Eudes, el propio de la misa nos resume todo el testamento de Madre Christine: “¡Dios es Amor!”.

Su último mensaje dejado para La Solitude es este:

“Fuera del amor, nMere Christine et Mere Marieo hay nada”

La vida escondida e intensa, la traduce ella misma en etas líneas:

“Lo que resume el conjunto de mi vida espiritual de manera global, es la palabra del hijo pródigo: ‘¡Si, me levantaré, volveré junto a mi Padre!’ Aquí está expresada muy bien mi pobre existencia: detenerme, dormir, caer… Pero siempre me levantaré e iré junto a mi Padre, con más frecuencia por el camino de la Cruz”.

“No pensar en el amor por pequeñas dosis, sino precipitarse a él con locura”