Divina Pastora – hoy

En los primeros días de su llegada, las hermanas permanecieron en la casa que les ofrecieron primero, hasta que el convento estuviese preparado. Jóvenes que consultaban la biblioteca, escucharon la oración de las hermanas y pidieron participar también… continuaron yendo cuando se instalaron en su convento. Muy pronto la capilla improvisada en una habitación, resultó pequeña. Poco a poco fueron construidas con la ayuda de amigos y bienhechores, una sala de acogida y una capilla. Pronto la comunidad manifestó su rostro de vida contemplativa, de oración, ritmando sus días por la liturgia y la oración ante el Santísimo Sacramento expuesto. Empezamos un trabajo de artesanía. Las estolas tejidas fueron muy apreciadas por los sacerdotes. Les gustó la sencillez.

Para acoger a las personas fueron establecidos horarios, la capilla fue abierta para quien deseara celebrar los Oficios con las hermanas. Muy pronto también nos preocupamos por mantener un estilo de vida sencillo y de obtener de personas amigas donativos para ayudar a los más necesitados.

Los años han pasado, Sor Silvia María tuvo que volver a Curitiba; hoy la comunidad está compuesta de Sor Herminia, Sor María Janina y Sor Madalena.

Hace casi cinco años que tenemos un sacerdote en la ciudad, la parroquia ha sido consagrada como basílica, es el mayor lugar de peregrinación en Sergipe. Así surgió la idea de un nuevo trabajo de artesanía: transformar en cirios para las celebraciones, la cantidad de velas ofrecidas a Divina Pastora. También recuerdos para los peregrinos, como rosarios, etc.

Algunas veces abrimos espacios para la acogida de grupos, encuentros organizados por las hermanas apostólicas en colaboración con la parroquia.

Al lado del convento se ha construido una casa de acogida, con la ayuda de bienhechores, está destinada a quienes desean pasar momentos de silencio, orar con las hermanas. Otras veces también se utiliza para recibir grupos de jóvenes que vienen para un campamento.

El estudio de la Palabra con el Padre Vitorio, de Sión, dos veces por año, compartir la Palabra del domingo cada sábado antes de Vísperas, son momentos abiertos a la comunidad local, sean amigos, grupos de jóvenes ó de la catequesis.

En el último Capítulo de la Rama, en marzo de 2014, fue mencionada la importancia de esta comunidad. Esta inserción en medio pobre, nos ayuda a “escuchar el clamor de los pobres y a percibir la fuerza siempre renovada de la llamada de Dios a cumplir la justicia. La historia del pueblo judío nos hace más sensibles a los derechos de las minorías, de los pobres y de todos los marginados de la sociedad. Tales situaciones nos estimulan a la reflexión, a la oración, y exigen de nosotras compromisos concretos” (cf. Const. 15).