Enraizamiento Grandbourg

Nuestra proximidad con las «Raíces de la Congregación»

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Cómo no admirar la mano de Dios en la fundación de Grand-Bourg?”, escribe el P. Teodoro al final de sus “Recuerdos”. Fundada enjulio 1850, luego después de la apertura de las primeras casas de Sión en París, Grand-Bourg es un lugar importante para la congregación. El P. Teodoro ama con predilección esta tierra, – don de Dios a Sión víaMonseñor Révenaz-, su belleza, “su invitación a la simplicidad, a laintimidad familiar, sobre todo; le gusta que todo Sión se reúna allíentonces, es la fiesta” (M. Carmelle, tomo 2, p.50, versión francesa). Ese vasto parque de árboles frondosos, éllo recorrió durante 30 años, a menudo en compañía del P. María; con humor, evoca en sus cartas a lashermanas, el asno, al que llamaba Betfagé, la cabra, el buey. Desde su primera visita, decide que será enterradoahí; en el cementerio aún está su reposera de jardín. A la casa originaria – un gran edificio de dos pisos – seagregaron otros a lo largo de los años y según las necesidades de la escuela. Antes de finalizar 1850, el P. Teodoro eligió el lugar de la capilla que fue inaugurada en 1854.

El don de Mons. Revenaz había sido ofrecido con la condición expresa de que abriría en Evry una escuela y udispensario. Se comenzó a construir el inmueble en 1857, el que fue bendecido el 8 de octubre 1858. Nueveaños más tarde se agregó otra sala de clase y un obrador en el que las jóvenes del pueblo podían aprender el oficio de lavanderas o costureras.

En mayo 1862, la congregación compra a un cierto señor Dumas una casa de campo situada frente al parque, llamada La Solitude. Fue entonces que el colegio se expandió y que una comunidad importante ocupa los locales de Grand-Bourg, donde el P. María y el P. Teodoro gustan de encontrarse. En una de sus cartas, el P. Teodoro invita a una novicia a que traiga con ella “sus grandes tijeras”, para podar el gran rosal que él habíplantado y que sigue estando allí. En esta casa vivieron las ocho primeras hermanas contemplativasdespués del desmoronamiento de la colina de Fourvière sobre la que moraban. Tenemos a menudo la alegría de recibir a las hermanas yhermanos de Sión venidos de todos los lugares del globo yhacerlos descubrir, o revisitar, la tumba del P. Teodoro y las delas primeras madres, de las hermanas que habíamos conocido yamado y que nos trazaron el camino de la fidelidad; esapequeña parcela de tierra donde el P. Teodoro gustaba venir, sucuarto, el del P. María cuando estaba de paso entre dos viajespara colectar fondos destinados a las casas de Tierra Santa.

Relaciones amistosas nos unen al liceo y al colegio situadoenfrente de nuestra casa. Además de los “nuevos” profesoresque comienzan a conocer Sión, colaboramos mutuamente paratransmitir a los jóvenes y adultos el mensaje recibido por el P. Teodoro para la Iglesia y el mundo. La presencia del “cuarto de los recuerdos” dentro de nuestros muros es unprivilegio que permite una buena lectura de nuestra historia.

Sor Marie-Christine Dupont


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